Respeto, una pequeña palabra con un enorme significado y peso a la hora de valorar las relaciones, cualesquiera que sean sus participantes.
Esta palabra proveniente del latín y lleva en su etimología “la acción de mirar atrás con consideración, no perder de vista y tenerlo en especial consideración”, es un valor de altísima relevancia y lleva implícito el aprecio y reconocimiento por una persona, objeto o situación.
Nuestro Hospital establece esa virtud como uno de los valores más importantes a resaltar y poner en práctica dentro de nuestra cultura institucional y lo define como: “Valoro y comprendo al Otro, considerando su actuar desde su esencia, vivencias y diferencias que lo hacen único en sus necesidades”.
El respeto se ejerce diaria y continuamente en todas nuestras actividades y dirige su accionar hacia las personas, así como también a los objetos y procesos. Este valor debe ser la hoja de ruta que guíe las relaciones con todo nuestro entorno.
Se ejerce en todas las direcciones y al acompañar nuestras acciones se convierte no solo en carta de presentación de cada uno de nosotros, sino también en un valor que requiere y se suma a otros como la solidaridad, honestidad, tolerancia, humanismo y amor.
El juramento hipocrático registra, entre otras, en su texto; “otorgar a mis maestros los respetos, gratitud y consideraciones que merecen; guardar y respetar los secretos a mí confiados, aun después de fallecido mi paciente”.
El respeto a los pacientes, que en búsqueda de alivio depositan en nosotros la salvaguarda de su salud y su vida. Esta demostración incondicional de confianza de ellos hacia nosotros merece el máximo respeto a sus temores y angustias, permitiéndonos entenderlos y protegerlos de estas, acompañándolos de manera solidaria en búsqueda de alivio y serenidad.
El respeto a disentir de nuestros colegas; ese valor que abre la posibilidad de gestionar juntos el conocimiento que brinda oportunidades de salud y vida a los pacientes.
Los procesos que dan estructura a nuestro trabajo guiando los pasos correctos que permiten el adecuado relacionamiento con los aliados corporativos, merecen todo nuestro respeto para así fortalecerlos, refrendando su importancia dentro de la cultura organizacional.
El entorno tecnológico y geográfico en el que desarrollamos la labor diaria, cada uno desde nuestras capacidades y competencias, requieren del máximo respeto para así armonizar las actividades del Hospital con las necesidades del medio que solicita de nosotros.
Hoy les invito a hacer del respeto una impronta y compañero constante de nuestro actuar y relacionamiento con todo y con todos.
Meisser Alberto López Córdoba
Director Unidad Funcional Cirugía, Trauma y Osteomuscular