Ataque cerebrovascular: ¿qué pasa con el paciente luego de la hospitalización? Consideraciones para el cuidado en casa

El ataque cerebrovascular (ACV), también conocido como derrame cerebral, se presenta cuando se detiene repentinamente el flujo de sangre al cerebro, lo que ocasiona que no llegue oxígeno ni nutrientes y las neuronas empiezan a morir en pocos minutos. Estos ataques afectan diferentes funciones del cuerpo como el movimiento, el lenguaje, la coordinación, entre otros. 

Existen dos tipos de ACV: Uno, el isquémico, que sucede cuando se obstruye una arteria, que son las encargadas de llevar la sangre del corazón a los tejidos y los órganos del cuerpo). Dos, el hemorrágico, en el  que dicha arteria se rompe. En ambos casos los síntomas que se presentan pueden ser los mismos. 

Una de cada cuatro personas puede presentar en algún momento un derrame cerebral y el 90% de estos casos son prevenibles. Existen también unos episodios llamados ataques isquémicos transitorios (AIT) que se presentan con los mismos síntomas, sin embargo, se resuelven rápidamente incluso sin dejar secuelas. Estos episodios se deben manejar igual que la persona que ha presentado un ACV isquémico. 

Una persona que ya ha tenido un ACV o un AIT tiene más riesgo de sufrir un nuevo evento que la población en general, por esto es importante conocer los síntomas para acudir rápidamente a un servicio de urgencias. Mientras más rápido se presente al servicio de urgencias, menos secuelas podrían quedar. 

Ten en cuenta los siguientes síntomas:

Corre

Cuando ya se ha presentado un primer evento, se deben de estudiar las posibles causas y manejarlas, por esto es importante recibir atención médica, para que se controlen todos los factores de riesgo que pueden llevar a que esto se repita:

  • Control de presión arterial

  • Control de diabetes Mellitus

  • Control de lípidos (colesterol y triglicéridos)

  • Suspender del tabaquismo

  • Disminuir el peso corporal

  • Practicar estilos de vida saludables

  • Evitar consumo de alcohol y drogas

  • Tomar con disciplina los medicamentos 

Posterior al ACV se debe continuar con los controles médicos y seguimiento por neurología. Además, seguir las recomendaciones de rehabilitación dadas por los médicos fisiatras.

Intervención por medicina física y rehabilitación:

El principal objetivo de la rehabilitación es disminuir el grado de discapacidad de la persona  luego de un accidente cerebrovascular (derrame cerebral), para obtener el mayor nivel de independencia funcional y reintegro social posibles según la gravedad de las alteraciones físicas, cognitivas y emocionales que se presenten. Es importante reconocer que dos personas pueden tener el mismo diagnóstico pero sus síntomas y secuelas pueden ser diferentes, por lo que el tipo de intervenciones, la frecuencia y la  duración del programa de rehabilitación debe ser adaptado a cada paciente. 

Las acciones de rehabilitación comienzan desde que ocurre el evento (una vez la persona esté estable). Son centradas en el paciente y sus cuidadores, y tienen fines educativos, se busca optimizar y desarrollar habilidades para realizar cuidados básicos y actividades de la vida diaria así como ayudar a mejorar la movilidad global del paciente y evitar complicaciones por inmovilidad prolongada. 

La fase ambulatoria, cuando el paciente regresa a casa, tiene una duración variable que puede ir desde una semana hasta dos años posterior al derrame. La máxima recuperación del paciente se da en los primeros seis meses, por lo que es tiempo crucial para la realización de  terapias dirigidas con objetivos específicos, por ejemplo mejorar  la marcha, el equilibrio o el posicionamiento, estimular actividades de autocuidado, lenguaje, alimentación, cuando sea posible compensar las funciones perdidas y realizar adaptaciones para que logre máxima independencia posible. Otro de los objetivos es incentivar cambios saludables en su estilo de vida para prevenir otro ataque cerebral. 

Cuidar es una tarea noble pero compleja, para poder cuidar hay que cuidar de sí para no desgastarse De igual forma, el cuidador/a también es de vital importancia, ya que es la persona adulta que tiene un vínculo fraternal y que asume la responsabilidad de acompañar y ayudar a un ser querido que se encuentra en una situación que le impide desempeñar por sí mismo su cuidado personal; es el enlace entre el paciente, el equipo asistencial y su aseguradora.  

Para evitar la aparición de síntomas en el cuidador relacionados con estrés y sobrecarga se recomienda: solicitar ayuda a otros familiares, amigos o vecinos, estableciendo días y horarios para que cada uno participe en el cuidado de forma rotativa. De esta manera tendrá momentos durante el día para descansar, relajarse y participar en algunas actividades físicas y de recreación. 

¡Recuerda, CORRE ante cualquiera de esos síntomas mencionados anteriormente!

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