La percepción de lo visible

No sé si a todos nos ocurre, pero en mi caso cuando paso por las calles de la ciudad es inevitable observar a las personas que la habitan: esas que “usualmente han roto de forma definitiva los vínculos con su familia y hacen de la calle su espacio de vida permanente”.

Al observarlos pienso en las historias de vida que cada uno debe tener, en las familias que han dejado atrás, y en las decisiones que en algún momento los llevaron a tomar esa opción de vida.

También intento entender cómo logran adaptarse a este lugar, y a las relaciones que se crean con otras personas en su misma condición. Y es que sobrevivir en condiciones tan complejas, rodeados de hambre, enfermedad y con la más mínima satisfacción de necesidades básicas, debe ser un desafío permanente para esta población.

Los espacios abiertos de las calles, los convierten en seres muy vulnerables y expuestos a múltiples factores de riesgo en salud, violencia, y en general a la vulneración de sus derechos.

La atención en salud para los habitantes de calle, en su mayoría, se presenta en los servicios de urgencias donde generalmente son ingresados por la fuerza pública después de sufrir eventos de violencia, heridas por agresión, o accidentes de tránsito; así mismo, por sus realidades de vida no cuentan con documentos de identidad, evitan brindar información completa sobre quiénes son o sencillamente se cambian el nombre dificultando el ingreso administrativo, la verificación de la afiliación al sistema general de seguridad social y la definición para el pagador o asegurador de su  atención; proceso que desde el área de Trabajo Social de nuestros Hospitales, se realiza de forma paralela a la verificación en el listado censal del sistema de habitante de calle, para conocer si ya fue valorado y clasificado como población especial.

La atención en salud, en este y muchos otros casos, debe ir más allá de la urgencia de salud, ya que también se develan las condiciones sociales que los acompañan, dándonos cuenta que son seres solitarios, con adicción a sustancias psicoactivas, quebrantamiento de normas y leyes, alejamiento de su familia, y pese a esto buscan ser visibles y reclamar su dignidad.

El área de Trabajo Social del Hospital San Vicente Fundación Medellín, acompaña permanentemente la hospitalización de las personas en situación de calle, como una forma de identificar sus condiciones, riesgos y tratar de vincular a su grupo familiar en el proceso de hospitalización, que permita al egresado un adecuado seguimiento de su condición de salud y adherencia al tratamiento instaurado.

En los casos que no se cuente con el apoyo familiar, se hace el direccionamiento debido a los programas que el sistema de habitante de calle ofrece con previa valoración por uno de sus funcionarios, que valida si cumple como mínimo con cinco de los siguientes requisitos de ingreso:

  1. Mayoría de edad.

  2. Notable deterioro físico y/o mental.

  3. Pérdida de hábitos de higiene (autocuidado).

  4. Pérdida de convivencia y vínculo familiar y/o social.

  5. Pérdida de la empleabilidad.

  6. Contar con un tiempo de residencia en Medellín de, al menos, un año.

Parte de la atención integral, se centra en la búsqueda de una red familiar e institucional que le permita al usuario terminar su proceso de recuperación y restablecer su condición de salud, generando en ciertos casos derivación a programas de rehabilitación y epidemiología, los cuales requieren de acompañamiento, y en especial, de la voluntad o deseo de la persona para ir superando su situación con buena adherencia y que le permita su inclusión nuevamente a la sociedad.

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