Camilo de Lelis, nació el 25 de mayo de 1550 en Bucchianico (Italia). Hijo de Juan de Lelis un noble militar y su madre Camila, quien lo soñó estando aún embarazada, portando junto con otros jóvenes una cruz roja en el pecho.
Con la muerte temprana de sus padres, Camilo se queda solo y padeciendo de una ampolla en el tobillo del pie derecho, que se convierte en una llaga. Resuelve ir a Roma al Hospital Santiago de los Incurables, estando allí se ofrece a trabajar, pero con frecuencia descuida a los enfermos para jugar naipes o dados.
Con el tiempo Camilo se ve ante la realidad de mendigar; hasta que, escuchando de Dios se hace fraile capuchino. La llaga en su pie se abre nuevamente, por lo que regresa al hospital, Dios tenía otro designio para él.
La situación que se vivía en los hospitales de Roma a finales del siglo XVI, nos habla de un servicio deficiente y antihigiénico para los enfermos. Los hospitales llegaban a convertirse en lugares de sufrimiento, repugnancia y muerte. Producto de esto, Camilo se dedica de lleno al trabajo de enfermero, siendo nombrado mayordomo del hospital, algo así como un gerente. Camilo se ve tentado de abandonar este proyecto, es Jesús crucificado quien le habla una vez en sueños y otra despierto y lo anima con las palabras: “No temas, cobarde. Prosigue, porque esta obra es mía y no tuya”.
Ante dicha realidad, Camilo se convierte en un hombre que reforma la asistencia sanitaria a través de la práctica del amor, sirviendo y cuidando a los enfermos, proporcionándoles alimentos, aseo diario y medicamentos con los que curaba, en otras palabras, les brindaba una atención corporal y espiritual comprendiendo ambas cosas como medios que dignifican al ser humano. Así pues, Camilo ve la urgencia de conformar un grupo de personas dedicadas al servicio del enfermo, que respondiera a la miseria. (Cf. VANTI, Mario. El Espíritu de San Camilo de Lelis. Roma: Edición Española, 1951. P.19).
Camilo de Lelis, se hizo sacerdote católico y en 1856 logra del Papa Sixto V la aprobación de su compañía con el nombre “Ministros (servidores) de los Enfermos” y el privilegio de llevar una cruz roja en el pecho como soñó su madre y como un signo de entrega y amor por los enfermos. Realizó además un voto especial: “servir a los enfermos aun a los contagiosos, a costa de la vida”. Su servicio y su entrega lo llevan a ser el santo de la caridad. San Camilo fue un verdadero reformador de la asistencia a los enfermos y para el mundo de la salud.
Con dedicación encontró formas más adecuadas, eficientes y humanas para servir a los otros tal como Jesús, siendo un buen samaritano, portador del mensaje de la 'buena nueva', de la salud y la salvación que aún hoy se hace llegar inclusive a los pacientes más graves y contagiosos que están en hospitales, clínicas, centros de salud, hogares geriátricos, casas de rehabilitación o en sus hogares.
Los religiosos Camilos han de transformar e influir en la política de salud de los gobiernos y en la administración hospitalaria, defendiendo los derechos de los enfermos, preparando a los trabajadores de la salud a través de la humanización, sensibilizando a la Iglesia y a la sociedad ante las situaciones de injusticia que atentan contra la vida y la dignidad de los pacientes. Esta es una labor interminable para la sanación integral de todo ser humano; los padres Camilos y su entrega se extendieron a todos los continentes. Así, con las palabras de San Camilo, la escritora germana Sommaruga describe la misión de todo aquel que profese la espiritualidad camiliana:
“Cada uno solicite al Señor la gracia de tener un afecto maternal hacia su prójimo para poderlo servir con todo amor caritativo, en el alma y el cuerpo; porque deseamos –con la gracia de Dios– servir a todos los enfermos con el mismo afecto que una madre amorosa suele asistir a su único hijo enfermo. Es nuestra principal finalidad: asistirlos, aunque estén apestados, en el alma y el cuerpo con el fervor especial de la caridad”. SOMMARUGA, germana. Camilo de Lelis. Contestador, reformador, santo. Quito: Ediciones Camilianas, 1997. P 102.
Camilo, muere en Roma, el 14 de julio de 1614 y es declarado por la Iglesia católica como el santo de la caridad, de los enfermos y trabajadores de la salud.
John Frey Rubiano Molina
Párroco y capellán del Hospital San Vicente Fundación.