A menudo nos encontramos con expresiones coloquiales que hacen referencia a enfermedades mentales. Un ejemplo es la expresión “yo a eso le tengo fobia”. La mayoría de las personas que utilizan esta expresión, realmente no padecen una fobia, ni desarrollan los síntomas que esta presenta. Es bueno entonces que conozcamos qué son las fobias, cómo se diagnostican y cómo las diferenciamos del miedo, el fastidio, el asco o la necesidad de evitar lo desagradable.

La fobia es un tipo de trastorno de ansiedad, es decir, está clasificada dentro de las enfermedades mentales asociadas al miedo o angustia intensa. Es un miedo irracional, intenso y que perdura en el tiempo; usualmente representa poco o ningún peligro real: puede ser disparado por situaciones, lugares, cosas o seres vivientes. Las personas con fobia hacen lo posible para evitar la situación o el objeto que les genera miedo, sin embargo, si lo tienen que enfrentar pueden experimentar una gran intranquilidad que puede interferir en su función normal o incluso se puede convertir en un episodio de pánico

El diagnóstico de una fobia se basa en la evaluación clínica por parte del especialista en psiquiatría. Presenta síntomas y signos bastante característicos basados en el manual diagnóstico de los trastornos mentales DSM 5:

A. Miedo o ansiedad intensa por objeto o situación específica.

B. El objeto o situación fóbica casi siempre provoca ansiedad inmediata.

C. El objeto o situación fóbica se evita activamente con miedo o ansiedad intensa.

D. El miedo es desproporcionado al peligro real que plantea el objeto y al contexto sociocultural.

E. El miedo o ansiedad es persistente y dura típicamente seis o más veces.

F. El miedo causa malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral u otras áreas importantes.

G. La alteración no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental.

Se diferencia del miedo normal por la intensidad de la emoción, la necesidad persistente de evitarlos y lo atípico de su presentación al compararlo con otros miedos o temores comunes. Además, causa disfuncionalidad puesto que el individuo se siente incapaz de enfrentar situaciones que lo lleven a exponerse al estímulo que genera la fobia.

El tratamiento de las fobias depende de la intensidad de los síntomas, la necesidad de estar expuesto, y busca que el individuo pueda exponerse sin disfuncionalidad. Existe un tipo de tratamiento agudo y uno crónico y ambos requieren el apoyo de la terapia psicológica y la exposición.

La terapia psicológica conductual es uno de los tratamientos más efectivos para las fobias, en ocasiones puede ser necesario combinarlo con psicofármacos para disminuir los síntomas físicos que acompañan a la fobia y ayudar así a la persona a afrontar la situación.

El tratamiento psicoterapéutico consiste en:

• Exposición progresiva a los estímulos fóbicos.
• Entrenamiento en técnicas de manejo de ansiedad.
• Reestructuración cognitiva orientada a combatir las ideas catastróficas que puedan presentar estas personas.

El tratamiento farmacológico puede estar compuesto por medicamentos psiquiátricos y no psiquiátricos y debe estar  prescrito por su médico.

Estos tips son útiles para apoyar a tu familiar o ser querido con las fobias:

• Valida a la persona. La expresión “Cálmese” no sirve. 
• Realiza verbalizaciones que le generen al otro sensación de tranquilidad.
• Invita a la persona a realizar ejercicios de respiración.
• Acompaña hasta que el otro se sienta seguro.

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