Es una condición clínica que afecta a cuatro de cada diez personas en nuestro país. Es más frecuente en personas mayores de 60 años y pasa desapercibida por algunos pacientes, ya que en etapas iniciales es asintomática. Esta enfermedad es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
La retinopatía hipertensiva es la enfermedad más frecuente ocasionada por la hipertensión arterial. Es una condición en la cual se dañan los vasos sanguíneos que suministran el oxígeno a la retina del ojo, deteriorando de manera aguda o crónica su funcionamiento. Puede ser asintomática o manifestarse con visión borrosa y es responsable del 32.4 % de la disfunción visual en los pacientes que la padecen.
Asimismo, se pueden presentar daños en los nervios o músculos que permiten el movimiento ocular, causando visión doble o dolor de cabeza y en algunos casos puede ocasionar daño al nervio óptico, generando pérdida grave e irreversible de la visión.
La hemorragia o derrame conjuntival puede ser una manifestación benigna y sin secuelas visuales, que se presenta durante picos de hipertensión o cuando se realizan esfuerzos físicos como toser, estornudar, agacharse o recoger objetos pesados. Se presenta debido a la fragilidad de los vasos sanguíneos y usualmente no requiere manejo específico.
Factores de riesgo:
Tiempo de diagnóstico de la hipertensión: uno de cada diez pacientes con hipertensión después de los siete años del diagnóstico puede sufrir retinopatía.
Consumo de alcohol.
Conjunto de otras enfermedades como obesidad, diabetes y colesterol alto.
Diabetes Mellitus
Es una enfermedad causada por el exceso de carbohidratos o azúcares en la sangre y existen dos variedades principales:
Insulinorequiriente: ocurre por la falta de producción de insulina en el páncreas, hormona encargada de regular los niveles de azúcares en la sangre.
No insulinorrequiriente: se manifiesta cuando a pesar de tener insulina en cantidades adecuadas el cuerpo no responde a ella.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 400 millones de personas viven con diabetes en todo el mundo y la retinopatía diabética afecta del 25 al 30 % de ellas. Ocurre cuando los vasos sanguíneos se dañan ante el exceso de azúcares en la sangre, lo que ocasiona una falta de oxígeno en la retina y por ende, una formación anómala de nueva vasculatura retiniana, frágil y propensa a sangrado.
Factores de riesgo:
Inadecuado control de la glucosa en sangre.
Duración de la diabetes, a mayor tiempo de la enfermedad, mayor riesgo.
Mal control de enfermedades asociadas como hipertensión y altos niveles de colesterol en sangre.
Embarazo.
Si bien en las etapas iniciales la retinopatía diabética puede no producir síntomas específicos, se recomienda acudir a consulta oftalmológica al menos una vez al año o antes si percibe síntomas como: moscas volantes, visión borrosa que no mejora con sus gafas, pérdida repentina de la visión o distorsión de las imágenes.
La visión de los pacientes también puede verse afectada por:
Aparición temprana de cataratas: opacidad de un lente natural llamado cristalino.
Edema macular diabético: “hinchazón” en la parte de la retina encargada de la visión central, del color y de detalles.
Glaucoma neovascular: aumento en la presión intraocular.
Recomendaciones:
Asistir a controles de la hipertensión arterial y la diabetes.
Adoptar hábitos de vida saludable: hacer ejercicio de forma regular, consumir frutas y verduras, evitar azúcares y alimentos procesados.
Abandonar el tabaco y regular el consumo de alcohol.
Realizarse un examen oftalmológico de manera periódica.
Visitar el oftalmólogo.
El diagnóstico de la retinopatía diabética e hipertensiva es clínico y se puede realizar mediante un examen de fondo de ojo con la pupila dilatada, el cual es indoloro. En algunos casos, pueden ser necesarios otros estudios y una remisión al retinólogo para realizar tratamiento específico.