¿Cuándo y por qué tratar las várices de las piernas?

¿Qué son y cómo me afectan?

Las várices son venas cuyo diámetro (grosor) aumenta constantemente, que siguen un trayecto doloroso y se hacen visibles y palpables. Estas venas tienen incompetencia o ausencia de las válvulas, que son estructuras internas que sirven para direccionar el flujo sanguíneo y evitar que la sangre se devuelva. 

Las várices de los miembros inferiores hacen parte de la enfermedad venosa crónica, la cual tiene muchas formas de desarrollarse, desde las mal llamadas “arañas vasculares” que corresponden clínicamente a las venas reticulares y telangiectasias, pasando por las verdaderas venas varicosas, la hinchazón o el edema de las piernas, la pigmentación y otras manifestaciones en la piel, hasta la formación de la úlcera venosa que su presentación más avanzada.

En nuestro país se desconoce la prevalencia de la enfermedad venosa crónica, pero para tener una idea del impacto a nivel global, es importante mencionar que en Estados Unidos se calcula que aproximadamente siete millones de personas tiene algún grado de congestión venosa.

La insuficiencia venosa no aparece espontáneamente, esta enfermedad se desencadena y está asociada con factores que favorecen la progresión, dentro de ellos los más importante son: historia familiar de várices, edad avanzada, obesidad, múltiples embarazos, antecedente de trombosis venosa, el género femenino, entre otros.

A medida que las várices progresan, tiende a aumentar el reflujo y la congestión venosa, esto desencadena una salida de los componentes de la sangre hacia el espacio que queda por fuera de las venas y por consiguiente a la hinchazón e inflamación con manifestaciones en la piel.

¿Por qué tratar las várices?

Las várices y la insuficiencia venosa no son sólo un problema estético, puede hacer parte de una entidad clínica que ocasiona problemas serios de salud llevando no sólamente a pérdida en la autoestima, sino también a dolor crónico, síntomas congestivos y días de pérdida laboral. La mortalidad asociada no es alta, pero sí puede poner en riesgo la vida cuando se presentan complicaciones, por ejemplo, cuando se sobreinfecta una úlcera venosa o que llegue a transformarse en una úlcera maligna al volverse crónica y no ser tratada adecuadamente.

Algunos síntomas y hallazgos clínicos asociados a las venas varicosas son:

  • Edema: es la hinchazón de las piernas asociadas a la insuficiencia valvular o reflujo venoso. Se presenta predominantemente en horas de la tarde o después de permanecer de pie y desaparece al acostarse.

  • Lesiones en la piel: puede tratarse de hiperpigmentación cutánea o un color pardo en la piel que es desencadenado por glóbulos rojos que se rompen luego de salir del espacio intravascular. Acompañando la pigmentación de la piel, también se presenta la sensación de picazón (prurito) e hinchazón (eccema). Otros signos más avanzados por compromiso en la piel y el tejido que queda debajo de esta, es una condición llamada lipodermatoesclerosis o apariencia de botella de champaña invertida y la formación de pequeños puntos blanquecinos en la piel llamados atrofia blanca.

  • Úlcera venosa: en los estadios más avanzados y si no hay un manejo adecuado puede desarrollarse una úlcera, por lo general en el tercio inferior de la pierna y alrededor del tobillo; característicamente estas úlceras tienden a permanecer con secreción, se extienden y son de bordes irregulares.

Es importante la prevención y evitar la progresión de la enfermedad, lo cual se logra evitando y/o tratando la obesidad, la realización de actividad física de manera regular, el cuidado de la piel con una adecuada hidratación y lubricación, evitar lesiones y el rascado, evitar la bipedestación prolongada (estar de pie mucho tiempo seguido) y realizar ejercicios de higiene venosa que favorezcan el adecuado flujo y retorno de la sangre en las venas; idealmente el uso de elastocompresión, bien sea con medias de gradiente o vendaje cuando sea pertinente.

Recuerde que el manejo de las várices y de la insuficiencia venosa requiere de un enfoque médico, idealmente por especialista en medicina o cirugía vascular. Sumado a las medidas enunciadas previamente, hay indicaciones quirúrgicas u otras intervenciones tales como radiofrecuencia, escleroterapia y otros procedimientos cuya indicación son de estricta prescripción médica especializada. 

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